"Registro de mi descenso a la locura", extractos del diario digital de Artemis Fowl II.
Semana 1:
5 de Marzo, 2013
A poco menos de una semana de solucionado el incidente de la pérdida de recuerdos masiva en Nadalandia, finalmente me siento en condiciones de comenzar a pensar en mi siguiente proyecto. Después de dos meses de largo, frustrante e incesante trabajo, cualquiera pensaría que hasta un genio como yo estaría más que dispuesto a tomarse un pequeño descanso de sus maquinaciones y sentarse un par de semanas a disfrutar del buen clima con un vaso de té helado en la mano; después de todo, ni siquiera nosotros los genios somos ajenos al agotamiento mental.
Pero, aparentemente, "mi cerebro se rebela contra el estancamiento", y como el famoso autor señaló alguna vez, buscar activa y constantemente problemas para resolverlos es tanto una bendición como una maldición para la mente que intenta descansar de pensamientos, y simplemente no puede dejar de pensar (sin contar que el mismo hecho de "no pensar" no deja de ser una falacia en sí mismo). Au contraire, la búsqueda de nuevas ideas parece un tratamiento mucho más beneficioso y refrescante para mi psique. Por lo tanto, he decidido que ya es tiempo de desempolvar el piano y agitar los dedos, figurativamente hablando. Eso dicho, si he de empezar a trabajar en un nuevo proyecto, algunas cosas han de cambiar. En primer lugar, no volveré a subestimar a Nadalandia. Si bien puedo argumentar mi propia pérdida de recuerdos para explicar mi falta de experiencia y precaución al decidir crear la máquina recupera-memorias, ahora que he vuelto a Nadalandia con mi memoria intacta no tengo excusa para cometer el mismo error otra vez. Segundo, como la última experiencia ha demostrado, dado que cada vez que emprendo un proyecto cuya principal razón de ser es beneficiarme directamente, el desenlace resulta desastroso y dañino (y ocasionalmente comprometiendo a toda una sociedad de algún tipo), en esta ocasión tomaré una dirección diferente. Sólo parece sensato, entonces, que mi próxima idea tenga el beneficio común por prioridad. Y no deja de ser un reto, ciertamente. ¿Qué posible idea sería capaz de beneficiar tanto a esta dimensión como a mi propio mundo, y quizás incluso a otros en el multiverso? Sí, es cierto que poseo todo una gaveta de diseños que serían capaces de revolucionar a un mundo en un par de años, aunque la mayoría implican combinar tecnologías de dimensiones distintas, lo que ya ha comprobado tener sus riesgos. Pero no, siento que debe ser algo nuevo. Y grande. Algo lo suficientemente ingenioso que, incluso si Nadalandia decidiera intervenir, cualquier intento de provocar alguna clase de daño con este proyecto iría en contra de su propia naturaleza dimensional... Mientras la idea va tomando forma, he decidido centrarme un momento en labores algo más domésticas y dedicarme a reorganizar todos mis archivos físicos y digitales. Hoy abrí brevemente mi carpeta para agregar los registros del último incidente, y debo decir que poco me faltó para caerme de espaldas. ¿Qué estaba pensando cuando archivé mis avances en los Problemas del Milenio junto a las partituras de mi Tercera Sinfonía inacabada? Admito que me sentí ligeramente avergonzado. Ahora mismo estoy pensando utilizar el número cinco como base para la reencriptación de mis archivos. Quizás incluso lo utilice en mi nuevo gran proyecto. Siempre me ha parecido un dígito atractivo por su relación con el número aúreo, y su significado en la numerología parece apropiado y un símbolo auspicioso para mi próximo trabajo. Como sea, pienso que reorganizar mis archivos no sólo favorecerá la entropía, sino que también me dará una oportunidad para revisar y tal vez insipirarme en antiguas ideas. Y estoy seguro de que a Butler esta vez no le molestará tener que pasar un par días sentado frente a una pantalla. Después de todo, el cielo sabe que necesita una temporada de cierta paz y tranquilidad. Ambos lo hacemos(...).
_______________
10 de Marzo, 2013
Los últimos días han sido inusualmente tranquilos. Para estándares de Nadalandia, eso es. Me he encontrado a mí mismo invirtiendo mi tiempo en actividades que pocos años atrás hubiera considerado una ridícula pérdida del mismo, por decir poco. Hace un tiempo ni siquiera hubiera contemplado por medio segundo la posibilidad de participar de ellas. Ahora, debo admitir, las he encontrado gratificantes, de un modo peculiar. Hornear un pie no encajaba precisamente en mi lista de 10 Cosas por Hacer, pero fue una experiencia... interesante, a pesar de todo. Y cumplió su propósito, de distraerme momentáneamente de cavilaciones más complejas. Es un curioso fenómeno, sobretodo viniendo de mí, pero el último tiempo he encontrado cierta dificultad en hilar ideas. Pensar, nunca puedo dejar de hacerlo, pero es como si mi mente fuera presa de un extraño entumecimiento, un zumbido sordo. Seguido me encuentro divagando sobre varias cosas a la vez, sin poder aferrarme a ninguna por mucho tiempo, lo que es bastante cansador. Y de pronto me sobrevienen las ideas más insólitas, como, por ejemplo, un momento en que consideré seriamente cambiar la cantidad de botones en el diseño de mis trajes la próxima vez que los encargue. Para mí, que nunca he tenido problemas de concentración (sino más bien todo lo contrario), es ligeramente irritante, aunque no insoportable ni incapacitante. Lo adjudico al agotamiento; quizás me precipité al afirmar que estaba listo para abocarme a mi siguiente gran proyecto... Aún así, no puedo decir que a pesar de todo no haya hecho avances al respecto. (...)Eso, por ahora. Espero en los siguientes días afinar los dos últimos puntos, lo que probablemente requiera un par de jornadas de investigación en la biblioteca, y otro par de exploración en terreno. Estoy seguro de que a Butler le alegrará escuchar lo último, aunque no puede decir que estos días no haya estado disfrutando de tanto tiempo al aire libre como yo. Gracioso, podría apostar que a algunas personas les sorprendería encontrar esa última frase escrita en mí diario. Así mismo, podría apostar que a este paso Butler pronto se quedará sin novelas románticas con que ponerse al día. Hay dos cosas, sin embargo, que me han llamado la atención en estos días de paz. La primera: Natsu ha estado invirtiendo la mayor parte de su tiempo en las cuevas del bosque, si el rastreador ha estado funcionando correctamente (que no veo por qué no tendría que hacerlo). Me pregunto si nuestra aventura de hace un par de días tendrá algo que ver, o si se deberá a algo más. Sin embargo, según lo que he observado, no parece que en esos viajes haga nada más que enfrentarse a los monstruos que abundan en esa zona. No un comportamiento extraño en él, precisamente, pero parece mucho más intenso esta vez. Segundo. Quizás en la misma línea de mi inusual entumecimiento mental, me he notado más inquieto que de costumbre. Siento la necesidad de mantener mis manos ocupadas constantemente, y hoy a la hora del almuerzo de pronto me dí cuenta de que había agrupado todos los cubiertos y utensilios en la mesa de manera simétrica, casi inconscientemente. Me pareció divertido en el momento, pero ahora me da para pensar. Aunque, por ahora, me aferraré a mi teoría del agotamiento. Quizás deba regalarme un par de días más de relajo, antes de pasar directamente a la acción. Estoy pensando en da Vinci. Ha pasado un tiempo desde la última vez que reproduje uno de sus trabajos, y siempre lo encuentro exquisitamente tranquilizador. La Virgen, el niño Jesús y santa Ana debería mantener mi mente centrada por un tiempo.
_______________
12 de Marzo, 2013
Y así termina la tranquilidad. El día de hoy Nadalandia nos regaló con otro de sus eventos, y uno especialmente desagradable. Al parecer, decidió que sería una buena idea identificar a aquellas personas que habían fallecido o iban a fallecer una o más veces en su dimensión. Y, por supuesto, tenía que señalar a Butler. Porque, aparentemente, esta despiadada, fastidiosa, ridícula dimensión no sabe diferenciar entre tecnicismos y casos reales. Podría, en menos de cinco minutos, hacer una lista de dos páginas de razones por las cuáles su pequeño papelito no tiene ninguna clase de validez de base científica comprobada, aplastar cualquier intento de justificar... Pero no, no saco nada reaccionando así. Es obvio que Nadalandia sí sabe diferenciar tecnicismos, sólo que no le importa no hacerlo.Mi frustración es su premio, y no me interesa darle en el gusto en esta ocasión. La parte más cruel de todo es que ahora Butler sólo espera lo peor, y yo no puedo decirle nada. Ver su aspecto resignado... Fue mucho más difícil de lo que jamás hubiera imaginado. Casi no pude resistir la urgencia de contárselo todo en ese mismo instante... Pero tengo que. Tengo que. Por otra parte, el misterio del motivo de las continuas escapadas de Natsu al bosque ha quedado resuelto: va a morir. O mejor dicho, está en peligro de muerte inminente. Si no encuentra una solución, en menos de un día en su dimensión, una catástrofe de proporciones apoteósicas caerá sobre él y el resto de su gremio. Pero eso no sucederá. No mientras yo pueda hacer algo al respecto. Aún me molesta que me lo haya ocultado por tanto tiempo, especialmente si quería mi ayuda; no tanto por el hecho mismo de habérmelo ocultado (no soy nadie para criticar algo como eso, conozco mis límites de hipocresía), sino por el valioso tiempo desperdiciado. Cuatro semanas completas, período en que quizás ya podría tener unas cinco propuestas diferentes listas, quizás más. Pero de nada sirve seguir perdiendo el tiempo en quejas cuando ya no hay nada que pueda hacer al respecto. Debo enfocarme en lo que puedo hacer con el tiempo que tengo ahora. Por supuesto, mi Gran Proyecto quedará postergado hasta nuevo aviso...A menos que pueda encontrar un modo de hacerlo parte de la solución. Que es una posibilidad que no descarto. Le pedí a Natsu que me describiera la situación de su mundo con lujo de detalles, y a pesar de que los tengo perfectamente claros en mi memoria, también los anotaré aquí, ya que me ayuda a ordenar mi tren de pensamientos. Los hechos son los siguientes:(...).
(...)Una vez revisado eso y cambiando drásticamente de tema, estoy bastante seguro de que el día de hoy sufrí un leve ataque de angustia. Puede que la noticia de la situación de Natsu, sumado a la ansiedad provocada por el asunto de Butler, y el estrés aún presente del último Incidente fueran demasiado, y me hayan pasado la cuenta. Como fuera, mi angustia se proyectó en una extraña compulsión de orden, gatillada por, y todavía me fascina el concepto, la "disposición aleatoria de los árboles del bosque". Aún más, sólo pude recuperar la compostura una vez dentro de la mansión y de regreso en mi habitación, cuando canalicé esa compulsión en la forma de una insólita remodelación express, a la cual Butler también se vió arrastrado. Reorganicé todos mis muebles y artefactos de manera simétrica, e hice un completo inventario de mis múltiples repisas. El proceso mecánico resultó calmante y me permitió aclarar mis pensamientos, pero aún me sorprende la virulencia del episodio. No diré que no me resulta ligeramente preocupante, y que estaré vigilando de ahora en adelante la aparición de algún otro síntoma que deba despertar mis alarmas, aunque confío en que fue un fenómeno específico provocado por una situación en particular. Mientras no pruebe ser lo contrario, lo mantendré para mí mismo; no hay motivo para preocupar a nadie de manera innecesaria. Y después del evento de hoy, entregarle otro motivo de preocupación a Butler es lo último que me gustaría hacer.
Una última cosa que acabo de recordar, y que me parece curiosa de mencionar: más tarde me dí cuenta que muchos objetos de mi habitación los había reorganizado en grupos de a cinco. Por algún motivo, últimamente el número cinco parece una presencia constante en mi vida. No es que de vez en cuándo mi mente no insista en regresar a algún tema en particular (sobre todo cuando una idea incipiente se está formando), pero... Como dije, un dato curioso.
_______________
Semana 2:
15 de Marzo, 2013
Estoy empezando a ponerme nervioso. Algo está cambiando, puedo sentirlo. Esta mañana le grité a Butler sin motivo aparente. Apenas si fui capaz de calmarme, y sólo pude hacerlo cuando me dí cuenta de la ridiculez de mis recriminaciones: estaba molesto con él porque, al tomarlos para pasarles lustre como suele hacerlo, había vuelto a colocar mis zapatos tres centímetros más a la izquierda de donde yo los había dejado la noche anterior. Sé que es absolutamente ilógico, pero en el momento me pareció completamente incorrecto. Es difícil de explicar; apenas pude soportarlo. Como hace un par de días con los árboles del bosque... Quizás el estrés de los últimos meses realmente me está pasando la cuenta. Estos días no he podido dejar de pensar en el número cinco ni por un instante, y necesito ordenar todo acorde a un patrón, me irrita verlo de otra manera. También podría pensar que mi mente está buscando métodos para evadir la angustia, para evitar que me concentre demasiado en mis preocupaciones. Pero, ¿qué daño podría causarme pensar de manera constante en el número cinco? Es sólo un número, después de todo. Inofensivo. E incluso, podría ser algo bueno. Tal vez es mi subconsciente intentando decirme algo; una revelación importante, una idea revolucionaria. Tal vez es la solución a mis problemas, al problema de Natsu. Tal vez es el número faltante en la ecuación que me permitirá atar cabos sueltos y dar con una respuesta perfecta. Tal vez Butler movió los zapatos a propósito... No. ¿Cómo puedo pensar eso? Butler nunca haría algo para molestarme. Debo cuidarme de que ideas como esas sigan apareciendo. Debo controlar esas compulsiones, esta ridícula obsesión. Mientras escribía el último párrafo, me encontré golpeteando la superficie del escritorio. Dos veces cinco. Esto debe detenerse. De ahora en adelante observaré y analizaré mis acciones rigurosamente. Si en cinco días más este comportamiento continúa...
Lo estoy haciendo otra vez. ¿Qué me está pasando?
_______________
20 de Marzo, 2013
Ahora ya sé la respuesta. Luego de cinco días, sí.
Es el cuatro, el número cuatro. Siempre lo ha sido.
A dónde sea que mire, haga lo que haga, el perverso numerito se entromete para arruinarlo todo, para torcerlo todo. Ese era el problema mayor. No puedo entender cómo no me había dado cuenta antes. Pero ahora que lo sé, puedo tomar medidas al respecto. Sólo debo estar atento a los detalles, eso es todo. Y aquello nunca ha sido un gran problema para mí. Mientras me mantenga alejado del cuatro, todo seguirá su curso, de eso no hay duda. Lo que, dentro de todo, hace del problema uno bastante simple; fácilmente solucionable una vez detectado. Pero hay algo más aún. He desarrollado un desorden obsesivo-compulsivo, ya no puedo negarlo. La evidencia y los síntomas son múltiples y categóricos, definitivamente. Más allá de mi descubrimiento sobre la nefastedad del cuatro, mi inexplicable obsesión con el número cinco es claramente patológica. Debo admitirlo, probablemente me encontraba en negación al respecto, y ese sea el principal motivo por el que no había querido autodiagnosticarme con certeza. Aún así, sostengo mi primera teoría de un colapso producto de estrés postraumático como causa de mi ahora reconocido OCD. Me parece la explicación más factible, y, teniendo en cuenta mi historia médica familiar reciente, una tendencia a sufrir colapsos nerviosos y trastornos producto del estrés no resulta ni imposible ni descartable. Inconveniente, pero cierto. La única solución posible que veo a este dilema es convertirme en mi propio terapeuta. Poco ortodoxo, lo sé, pero aún no confío lo suficiente en nadie de esta dimensión para entregarle la metafórica llave a mi psique. Demasiado riesgoso, tanto para mí mismo como para los demás. Mi mente es un arma muy peligrosa, y si por algún motivo llegara a quedar a merced de entes malintencionados... Lo que, de hecho, ha sucedido antes, eso es cierto. Y por lo mismo, y a pesar de mis usuales precauciones, debo tener más cuidado. No puedo descartar que vuelva a ocurrir en algún futuro. Quizás, incluso, esté ocurriendo ahora. ¿Cuán seguro estoy de que este desorden se debe a causas naturales y no a intervenciones externas de algún tipo? Tal vez mi enfermedad es más siniestra de lo que parece a simple vista, sí... Algo que no había considerado, pero que estudiaré desde ahora. En el intertanto, mientras sea capaz de recordar y aplicar los métodos de terapia adecuados, no veo por qué no sería yo la mejor opción para atenderme a mí mismo. Después de todo, como Kelly postuló, si no sabes qué le aqueja a tu paciente, pregúntale y él te responderá. Y quién mejor para responderme al respecto que yo mismo. Por la misma razón, he decidido no decirle a Butler. No debo permitir que se dé cuenta, no tiene sentido. Y quizás me obligaría a recurrir a alguien más, cuando acabo de establecer lo riesgoso que sería. No, no puedo. Nunca me han faltado enemigos, y hoy más que nunca debo tener cuidado, así es. Si mis sospechas son ciertas...
Tengo que tener mucho cuidado. Vigilarme, vigilar a los demás. Ir dos pasos por delante, como siempre; no dejarme engañar por las apariencias, menos ahora. Y alejarme del número cuatro.
Sobre todo, alejarme del cuatro.
_______________
25 de Marzo, 2013
Estos últimos días me he sentido constantemente vigilado, como si alguien estuviera siguiendo todos mis movimientos y, más aún, se estuviera riendo a mis expensas. Lo que, considerando la naturaleza consciente (o, mejor dicho, multi-consciente) de Nadalandia, no sería algo completamente imposible. Si se piensa bien, siempre hemos sido como ratas de laboratorio, corriendo por el laberinto tras la promesa del queso. Pero, ¿y si no hay queso al final del laberinto? El queso es una mentira, todo es una gran broma (...). Desde hace un par de días he decidido cambiar el código de encriptación de mi red de trabajo todos los días, así como la clave de seguridad de todos mis talleres y de mi habitación. Puede que sean tan sólo imaginaciones mías, pero de todas formas prefiero tomar algunas precauciones. Después de todo, mis intuiciones muy raramente no son correctas. Por supuesto, estas medidas implicarán un par de incomodidades, pero me temo que es inevitable. Esta mañana Butler se quedó afuera de nuestra habitación porque olvidé entregarle el nuevo código. Cuando estaba por abrirle, súbitamente me asaltó la idea de que no era realmente Butler, sino alguien usurpando su identidad. Deseché la idea luego de que el lector de ADN comprobara lo contrario, pero aún así no pude tranquilizarme completamente, y me encontré observándolo con atención, buscando cualquier cosa que lo delatara como un impostor. Últimamente he tenido problemas para confiar en Butler, incluso en sus capacidades, lo que francamente es ridículo. Como hace tres días, en que luego de enterarme que el lugar lo había obligado a tener una cita con un par de mujeres, sentí la necesidad de interrogarlo detalladamente sobre sus temas de conversación, a fin de asegurarme que no hubiera revelado nada importante. Pero son mujeres de cuidado, y me niego a creer que sea una simple coincidencia que una ex-espía haya sido una de sus citas. Simplemente tenía que estar seguro. También he estado pensando mucho en la situación de Natsu, luego de las nuevas sorprendentes revelaciones de nuestra última conversación. Dentro de todo, ciertamente estoy aliviado que exista una solución accesible a su problema, aunque el hecho que tenga que ver con interferir el continuum del tiempo no es consuelo. Pero de pronto no puedo dejar de plantearme cuán oportuno parece este giro de los hechos, lo mucho que Natsu y yo nos hemos acercado. Natsu, con su continuo, insistente discurso sobre amistad y confianza... Pero, ¿cuánto lo conozco realmente? ¿Cúanto puedo confiar en él? Sólo tengo su palabra para creer que todo lo que sé de él es cierto. Como con todos en Nadalandia.
Y cuando una de las pocas cosas que he podido comprobar de él es que su magia le otorga la capacidad de adquirir el aspecto de otros... da para pensar.
_______________
Semana 3:
30 de Marzo, 2013
No puedo confiar en nadie. Ahora estoy seguro de ello. La gente me mira como si supiera algo, como si estuvieran esperando el más mínimo error para aprovecharse de él. Todos los días debo asegurarme de que mis instalaciones se encuentran libres de aparatos de espionaje, de que no estoy siendo seguido, o siendo observado. Pero no me siento seguro en ninguna parte, ni siquiera en mi habitación, con Butler cerca, y creo que seguir trabajando en mi Gran Proyecto es demasiado riesgoso ahora, demasiado.
Butler, Natsu, y otros han comenzado a notar mi comportamiento. Pero no puedo dejar que sospechen que sospecho, no aún. Debo aparentar normalidad, eso me mantendrá dos pasos por delante. Primero tengo que averiguar qué está pasando, qué es lo que planean, quién está detrás de todo esto, eso es. Y cuando lo haga, contraatacar.
No dejaré que me atrapen.
_______________
1 de Abril, 2013
He decidido que no voy a volver a salir de mi habitación por un tiempo. No después de lo ocurrido hoy, es demasiado peligroso ahora.
Esta mañana Jayjay me habló. Literalmente, con una voz humana. Todavía me da escalofríos recordarlo. Fui a visitarlo con Butler a la casa de la pony Fluttershy, y mientras los cuatro paseábamos por los lindes del bosque, el lémur se trepó a mi brazo y me preguntó, y cito: "¿Por qué estás tan preocupado, Artemis?". En un comienzo pensé que había sido mi imaginación, pues ni Fluttershy ni Butler parecieron escucharlo, pero entonces pude ver cómo el animal movía sus labios de una manera que no es anatómicamente posible para su especie y me decía muy seriamente que me veía un poco pálido, y quizás tenía que ir al doctor. Por poco desfallecí ahí mismo, y tuve que hacer un esfuerzo enorme para aparentar y convencer a Butler y a Fluttershy que me encontraba bien. Los dos actuaban con la mayor naturalidad, por supuesto, como si nada nunca hubiera sucedido. Pero es imposible que no lo hayan visto, que no lo hayan escuchado, estaban ahí. No es necesario decir que después de eso regresé lo más rápidamente que pude hacia la mansión, bajo cualquier excusa. Y entonces, como si ya no hubiera sido suficiente, la vi sonriéndome con malicia mientras levitaba escondida entre los árboles.
Opal Koboi.
De pronto, todo tiene sentido. En un comienzo creí que me estaba volviendo loco, que estaba teniendo alucinaciones, nada menos. Opal no puede estar aquí. Eso me dije, y entonces me di cuenta que, de hecho, es totalmente posible que Opal haya llegado a Nadalandia. Nada impide que ella también haya sido traída a esta dimensión desde la nuestra, y que haya estado paseándose por aquí desde quién sabe cuando. Y su presencia explica todo. Es ella quién ha estado poniendo a todos en mi contra, quién me ha estado espiando todo este tiempo, sí. Aún quiere vengarse de mí, y está intentando desestabilizarme, jugar con mi mente, debilitarme, confundirme. Intentará delatarme, pero no puede acusarme de nada, no ahora. No quise hace nada malo, lo último fue un accidente. Yo he estado intentando cambiar, tengo varios testigos de ello.
...A menos que también los haya confundido, a menos que esté jugando con ellos también. Entonces estoy perdido sin remedio.
Pero no, no dejaré que me derrote, no después de todo lo que he superado. Me alejaré de las amenazas, y planearé una forma de detenerla, de revelarla, como siempre. Comencé cortando la señal del comunicador de Natsu, y pidiéndole a Butler que se cambiara de habitación a una contigua. Por más que me duela, no puedo permitirme confiar en él tampoco, y necesito estar solo para tranquilizarme y pensar. No puedo contar con su ayuda esta vez, muy peligroso. Quitaré su patrón genético del programa del lector de seguridad. No puedo dejar que nada salga de mi control ahora.
Incluso si no es Opal, y sí estoy alucinando, la premisa es la misma: alguien está trabajando en mi contra y usando a los demás para ello, intentando volverme demente. Y está empezando a funcionar. Pero no por mucho más.
Hoy es 1º de Abril, el día de los inocentes. El primero del cuarto mes. Todo sigue siendo una gran broma, pero hoy la broma es para mí: los demás se ríen a mis expensas.
Que sigan riendo, no importa.
Yo seré quién ría último.
_______________
Semana 4:
(Transcripción de un archivo de video en el diario digital de Artemis Fowl.)
Año dos mil trece, Abril... [...] El día anterior al quinto.
No he salido al exterior desde el primero del mes. Sin ninguna clase de contacto. Ventanas cerradas y redes cerradas. Estoy analizando la comida que Butler me trae antes de ingerirla como medida de precaución. Le dije que estoy trabajando en mi proyecto, que necesito absoluta concentración, estar absolutamente solo. Pero ya sospecha, lo sé. Él lo sabe, como todos. [...] ...Todos lo saben, por supuesto. ¡Ya lo saben, lo saben! ¡Deben estar riéndose de mí! ¡Creyendo que me escondo asustado! ¡¡Todos confabulados en mi contra...!!
[...] Este era su plan, sí. Desde el comienzo lo era. Saben lo que hice y ahora quieren castigarme por ello. Han logrado que me encierre. Quieren enloquecerme con sus juegos. Saben que he tenido alucinaciones. Están dentro de mi cabeza. ¡Están dentro de mi cabeza!
No, no puedo permitirlo, no. No lo voy a permitir. Les demostraré que no me asustan, que soy más fuerte. [Risas.] ¡Que descubrí lo que traman! ¡Los descubrí, conozco su plan! ¡No pueden controlarme, le demostraré a mi cerebro quién manda! ¡Un, dos, tres, cuatro, cinco! ¡Yo soy Artemis Fowl Segundo! ¡Nadie me controla a mí!
Saldré a detenerlos, a encararlos. A demostrarles que se equivocan. Su pequeño plan no funcionó. [...] No dejaré que ganen, no. Yo soy Artemis Fowl Segundo. Nadie me controla a mí...