[Sabe que no se atribuir todo el crédito de que sigas ahí, pero es la mejor justificación que tiene para presionarte. Más que mal, recordando la manera en la que reaccionaste la otra vez en la hostal, es un hecho que tienes un tema con la soledad.
Hace un ruido algo seco cuando lo estampas con la pared, aunque con lo repentino del movimiento se le ha escapado el cigarro de los labios.] ¿Quieres que te diga algo como que me gusta tu compañía? Porque no lo escucharás de mí. [...] No tengo excusas. Te cruzaste en mi camino en un mal momento.