Y me vas a decir que eso no te calienta... [Comenta con una sonrisa en el rostro justo al mover una vez más su cadera contra tu mano. Hasta que empiezas a desacomodarle el pantalón y colabora en dejar que se le deslice por las piernas porque qué es la decencia.
Una mano suya baja por su torso, acariciando vagamente uno de los moretones o más bien, presionándoselo para sentir una punzada adicional de dolor.] Más, Ran...