[Tenía sus sospechas, sí. Pero pensó que con algo más de provocación tal vez las cosas podrían cambiar, o al menos eso fue lo que le dijo tu humo hace un rato.
Aunque cualquier otra idea se escapa cuando suelta un nuevo quejido al sentir tu dedo. Es el tipo de dolor que no le desagrada y te lo hace saber cuando vuelve a retorcerse bajo tu cuerpo, con las piernas temblándole cuando las separa más para que sigas.]