[Se retuerce con ese contacto a su cuello, y lo hace pensar en tus propias heridas y golpes, en lo inevitable que es que todo te duela un poco ahora. No quiere hacerte más daño, realmente, así que poder acariciar por tu espalda, donde sabe que no tienes tantos golpes, lo tranquiliza un poco.
Se detiene a rozar tus cicatrices con sus dedos, porque sabe que eso es algo que te gusta, y que no te va a provocar dolor, exactamente.]