[Eres el único que está pensando en eso, le podría importar menos sí eres tú el que le provoca dolor al tocar esas lesiones.
Tus dedos por su espalda le hacen arquear la columna cual gato y empieza a mordisquear tus labios en respuesta a ello, mientras busca más cercanía al enredar sus piernas entre las tuyas bajo la manta.]