[Tus caricias funcionan bastante bien él, provocando que se estremezca y jadee a ratos más o menos alto cuando tus dedos lograr pasar por alguna lesión más sensible que otra.
Y aunque le agrada, parece que en vez de calmarse con el transcurso de los minutos simplemente su necesidad de sentirte va en aumento. Por eso, no tarda en acomodarse una vez que empiezas a sentarte. Sus manos se aferran a tu espalda y hace la cabeza para atrás, dejando espacio para tus besos.]