[Tampoco le hace mucha gracia notar ese cambio, pero lo entiende. No le corresponde meterse en tu decisión, pero tampoco puedes pedir que se quede callado después de lo que tú mismo hiciste para frenarlo de tomar una decisión sin retorno en su vida. Sigh.]
Lo sé. [Hace una pausa y tras una pequeña mueca decide volver a hablar. Está bien si es algo que te entre por un oído y te salga por el otro.] Pero vengarte del Concilio no va a traerlas de vuelta. Tenlo en cuenta.