[Por supuesto que tu mano en su cabello lo toma como el mejor de los incentivos para hundir el rostro entre tus piernas tanto como se lo permite la boca.
Respira por varios minutos ansioso contra ti y cuando ya cree que te ha torturado lo suficiente, aleja su rostro. Lo que sigue es él desvistiéndose en dos tiempos para estar más cómodo y seguir acariciándote un poco con la mano.] ¿Podrás aguantar ahí... sin moverte? [Necesita que lo hagas. Ahora es él quien no quiere que te vuelvas a hacer daño y eso implica que tiene que hacer todos los esfuerzos para que eso no suceda.]