[Aprovecha que todavía puedes hacerlo sin que quiera apartarte. Él por su parte va a frotarse un poquito -inconscientemente- contra tu hombro.
Y cuando escucha tu instrucción, mecánicamente va a anudar mejor sus brazos y piernas sobre ti.] Tal vez ahora sí te aceptaría la cama. O el sillón de la sala.