[Resopla un poco, producto más de la frustración que otra cosa.] En un punto no me quedó de otra que pensar que habías muerto... [O resignarse a la idea de eso, cuando ya se había cansado de esperar.
No hará comentarios a la mención de Sakaki, simplemente hace una pausa silenciosa para alcanzar un cenicero cerca de la cama y apretar la colilla ahí. Sigh.] No te interrumpiré. Habla todo lo que quieras.