[Reprime un gruñido al sentir tu mano, pero trata de controlar su respiración, concentrarse en mover su dedo, toqueteando por tu quijada con el resto de su mano.]
... Todos los días. Y casi todas las noches. [Sonríe a medias, porque sí, es como suena.] Pensaba en tu voz. En la expresión de tu ojo. En tus cicatrices. En tu humor seco. En tus sonidos. En tu boca. [Presina un poco su dedo contra tu lengua, para énfasis.]