[Sí, con la diferencia que ahora sabes que... no va a marcharse. Que no tienen que despedirse, no realmente, no mientras no lo quieran. Puede quedarse ahí por el tiempo que desees.
Él se queda ahí también, intentando recuperar el aliento, y concentrado en tu calor, cómo se siente el peso de tu cuerpo sobre él. Siempre le provoca una especie de ternura lo liviano que eres, y aún así tu peso lo ayuda a anclarse un poco, de alguna forma. Y no tiene ganas de separarse tampoco, así que pasados unos momentos se va a mover con cuidado para hacerse hacia atrás y recostarse sobre la cama, trayéndote con él sin romper ese abrazo.]