[... Ah. Vuelve a sentir esta opresión dolorosa en el pecho que ya reconoce bien, pero es cálida ahora. Y viene acompañada de una sensación de alivio y simplemente... felicidad.]
[...][Deja su taza casi vacía a un lado, y luego se adelanta a tomar la tuya, quitártela gentilmente de las manos, poder dejarla a un lado también. Y luego, despacio, estira una mano a tomar apenas tu rostro, la otra sujetándote suave por un brazo, dándote un tironcito para indicarte que te acercques, guiarte a que te trepes sobre él.]