[¿Sabes? Ni siquiera se acuerda y no le importa, lo único que tiene en mente es que tus besos en su tobillo le dan un escalofrío tremendo y si no fuera porque le tienes sujeto de la cadera, intentaría rehuir un poco de ese contacto.
Y esa voz más ronca tuya le resuena en los oídos, con alguna especie de efecto poderoso que lo excita y lo hace gemir más.] N-No... [Te vuelve a insultar un par de veces, porque no puedes ser tan desgraciado como para besarle las piernas y no prestarle atención a esa erección que le provocaste.]