[Y así es como se le empieza a reiniciar el Windows, con un gemido más agudo y con un pequeño brinco sobre el colchón cuando decides besar su entrepierna.
La mano en la cama tironea un poco de las sábanas y la otra hace lo mismo con lo que alcanza a tocar de tu cabello. No es tu imaginación si notas que intenta liberar su cadera del agarre de tus manos porque quiere mecerse contra tu boca, tener más de lo tibio de esta para aplacar lo agitado que se siente.]