[Eso le hace alzar un poco el mentón para recargarse en tu pecho a mirarte.
Y le hace sonreír nuevamente.] Entonces quédate a mi lado. [Mientras te mantiene la mirada decide hablar un poco más bajo, más cómplice. Como si no quisiera que nadie más lo escuchase. Solamente tú.] ...Cuando estás aquí, me siento tranquilo.