[No, no lo necesitas. Después de todo lo que ha pasado, le has ayudado a digerir un poco mejor las cosas que le provocas pero de las que prefiere no hablar y mucho menos darle un nombre.
Vuelve a sonreír, apoyándose mejor sobre ti. Y tras un momento de silencio decide hablar con bastante tranquilidad:] Estaba pensando que el resto de tus cosas no te servirán arrumbadas en el hotel. [Lo que totalmente no es una invitación a que te las traigas para quedarte ahí. Con él.]