[La satisfacción que le genera sacarte algunos ruidos es la que lo motiva a seguir marcándote y a tocarte. Es cierto que tiene poca costumbre a dar esa clase de atenciones con tanto jugueteo previo, pero llevar tiempo compartiendo el techo contigo puede que le hubiera hecho aprender algunas cosas.
Sus manos empiezan a acariciar un poco tu pecho, por sobre la ropa, sonriéndote.] Entonces... ¿lo que yo quiera?