[Tiembla un poco y suelta otra maldición ahogada, ansioso por esa forma que tiene tu mano para tocarlo. No le ayuda para nada que seas así de atento, dándole lo que quiere mezclado con esa suavidad tuya que te caracteriza y que no sabía que podía afectarle tanto.
Jadeante te mira fijo y se relame los labios algo enrojecidos por el jalón de tus dientes.] Eso. Se- siente muy bien.