[Sí, es parte también de su poca costumbre a esa intimidad cotidiana y especialmente sana contigo. Cosas tan simples para cualquiera en esos aspectos le siguen pareciendo a él demasiado ajenas.
Vuelve a reír cuando te tiene prácticamente enterrado en su cuello. No creas que va a ignorar tus latidos acelerados contra su pecho.] ¿Qué pasa? [Después de una pausa en silencio pregunta despacio, con los dedos jugueteando un poquito con tu trenza.]