[Con tus últimas estocadas se le termina de desconectar el cerebro. Tus palabras resonándole en el oído tanto como tus jadeos, y cuando acabas se le escapa otro sonido placentero.
Cansado y algo mareado forcejea para zafar su brazo de la cama y rodearte con ambos la espalda, para tenerte todavía más pegado a su cuerpo si es que eso es posible.]