[Cuando le pasas la toalla te sonríe de vuelta. Está agotado también, pero especialmente entumecido porque esta vez sí que fuiste una verdadera bestia, tal como quería.
Va a incorporarse con cuidado en el colchón manteniéndote la mirada al tiempo que separa con cuidado las piernas.] ¿Hmm? Pensé que el señor Fay Ryu iba a ayudarme un poco.