[Ya habla mucho más fluidamente tu lenguaje, y sabe que eso que suena como una demanda, casi una orden, es en realidad una petición. Un deseo, incluso. Y que es más que sólo "divertirte" lo que le pides.
Eso no le impide murmurar:]
Sí, señor. [E inclinarse para poder besarte, despacio.]