[Mientras tú haces eso una puerta se abre en alguna parte-- los matones (los que pueden moverse aún al menos) están intentando huir. A la luz que entra por esa puerta podrás verlo a él rodeado de varios cuerpos inconscientes en el suelo, y aferrando por la pechera de la ropa al tipo que los dirigía, dándole varios puñetazos sin muchos reparos de la fuerza que usa.
Es el único que queda en pie, así que puede tomarse su tiempo con él, pero no lo golpeará tanto que pierda el sentido. Porque quiere que esté consciente para lo último, que es cuando le pone su mano transformada en cuchillo contra el cuello, y le habla cerca y por lo bajo, peligrosamente.]
Si alguna vez vuelves a mostrar tu cara donde pueda verla, si alguna vez vuelves a interferir conmigo, si alguna vez vuelvo a saber de ti, terminarás degollado ahí mismo. [Citando lo que dijo hace un rato, sobre ti.]
Así que mi consejo es que dejes Shinkoumi, para siempre. Y dale el mismo recado al resto de tus patéticos amiguitos. [Y sin decir más, alza la cuchilla... y en último momento la convierte en un puño de nuevo, para darle un golpe y dejarlo inconsciente ahora sí.]