[Te va a quitar la camiseta con mucho cuidado para poder exponer tu torso, y los golpes y moretones que ya empiezan a marcarse ahí.
Podría ser mucho peor, piensa. Pero eso no quita que cuando ve tu rostro, los golpes y cortes ahí, el estómago se le encoge de rabia y angustia.
Así que... no va a responder, porque no confía en su voz, y mueve sus manos a aparatar tu pelo con gentileza de tu rostro, para comenzar a limpiar los golpes, los cortes ahí, con un contacto muy suave en contraste con la expresión dura en su rostro.]