[¿Qué heridas? Él no está pensando claramente en eso cuando enreda su lengua con la tuya en ese necesitado y tosco beso que están compartiendo.
De hecho, esa creciente necesidad de cercanía lo lleva a deslizar las manos de tus mejillas hasta terminar anudándote los brazos al cuello, tirando un poco de ti para que caigas encima suyo sobre la cama.]