No era necesario aclararlo. [De qué te ríes, hiss. Al menos el disgusto se le esfuma rápido con la forma que tienes de acariciar su espalda y su pelo.]
De todas maneras no iba a permitirte que lo hicieras. [Y para reafirmar sus dichos se te encarama mejor, colándote sutilmente una pierna entre las tuyas.]