[Busca tus manos que le sostienen por la cadera y te las conduce por debajo de su camiseta, para sentirlas directamente sobre la piel. Un escalofrío involuntario le recorre solamente por la extraña sensación que de hecho le genera la prótesis de tu mano. Le llama la atención.
Mordisquea con insistencia tus labios de igual forma, pasando la lengua por el corte que pudo haberte dejado con el golpe que te propinó bajo la lluvia. Es terrible, sí.]