[Por eso es que su mano te sostiene con más firmeza para impacientarte. No quiere ser el único sucumbiendo entre espasmos a esa enorme necesidad porque lo tomes de una vez.
Llama a tu nombre otro par de veces entre los besos, pero tus dedos saben cómo tocarlo y hacerle estremecer, así que en algún punto empezará a maldecirte un poco más alto por el punto que estás tocando.] K-Kazu... basta-