[Diría que es un día normal metiéndose a perder el tiempo en Roost, un bar donde se aprecia la "belleza de la decadencia". Un lugar perfecto para no tener que pensar en nada más que no sea pedirle al dueño que le rellene su vaso por tercera vez durante esa noche.
No han sido sus mejores días, especialmente cuando su cabeza no deja de estar intranquila por esas misteriosas encomiendas que han llegado a la clínica donde vive. Mientras más intenta pensar en las conexiones que sus contenidos podrían tener con su pasado, empieza a sentirse peor. Ugh, a lo mejor debería irse temprano hoy... o quizá buscar algo más con qué distraerse.]