[Se queda ahí, soltando quejidos suaves cuando ese contacto llega a sentirse casi como demasiado, hundiendo sus dedos en la piel de tus hombros, rasguñándote apenas.
Siente que está como flotando, ese tiene que haber sido el orgasmo más intenso de su vida. Se queda ahí, respirando pesado, intentando recuperar algo de coherencia, pero inevitablemente recargándose más contra ti cuando sus pobres piernas temblorosas parece que no podrán sostenerlo más.]