A-ah... Maestro. Eres demasiado lento. [La pérdida de sangre a causa tuya lo hace sentir aletargado, sus movimientos más lentos, pero no por eso deja de disfrutarlo. No puede evitar los jadeos y gemidos que se le escapan.
Un sonido de profundo gusto sale de sus labios al sentir tu mano, moviendo más sus caderas hacia ti, removiéndose bajo tu peso.]