[Deja de beber por un instante para poder mirarte. Ser testigo de expresiones que quizás no había visto en ti con anterioridad. Tan atractivo, tan transparente... a pesar de que se apodere de la última parte de tu humanidad, a sus ojos sigues viéndote tal como uno.] Me ofende que lo diga el que no deja sitio sin morder cuando se encuentra sediento.
[Sonríe y se relame. Claro que no puede pasar por alto ese sutil movimiento de tu cadera, indicándole tu ansiedad.] Hablando de eso, ¿no sería apropiado darte de comer también?... no me he olvidado de tus heridas.