[Tras su orgasmo a lo único que se limita es a dejarse en completo control de tus manos. Gime nada más que tu nombre mientras sus manos buscan desesperadamente afirmarse de tu espalda para resistir las embestidas hasta el final.
Clava las uñas en tu piel y muerde tu hombro justo cuando te corres profundamente en él. Es todo tuyo, siempre lo ha sido. Apenas pueda normalizar su respiración un poco, besa la zona que ha mordido previamente, susurrando con fatiga.] Mi precioso Charles...