Cuando empiezas a tocarte vuelve a hundir los colmillos, ahora en la parte más suave de tu piel entre los muslos. Mezcla la sangre con su propial saliva cuando su lengua entra dentro tuyo otra vez, sus dedos moviéndose sin detenerse, buscando sacarte ese orgasmo e ignorando su propia erección que siente caliente contra su abdomen.]