we ran like vampires from a thousand burning suns
[Baja a penas las ventanas para que el viento seco del desierto lo despierte luego de tantas horas conduciendo, demasiado orgulloso -como siempre- para ceder el volante. El último pueblo queda atrás sepultado entre el paisaje sepia y las bombas de bencina que les permiten un respiro luego de otro rescate atropellado y el agradecimiento de los pobladores que siempre le entibian el corazón.
Mira de reojo a su acompañante y suspira un poco, volteando la mirada al camino que no parece acabar. Con su mano libre cambia la estación de radio hasta que da con una canción que habla de amores contrariados. Ahí la deja.]